De Diego: “El 80% de nuestra legislación laboral no tiene aplicación real porque es anacrónica”
El abogado laboralista Julián de Diego indica en una entrevista a iProfesional que la normativa legal actual no representa a los nuevos trabajadores
Julián de Diego, uno de los máximos referentes en temas de legislación laboral y relación entre empresas y sindicatos, no tiene dudas: más allá de las diferencias políticas e ideológicas, la reforma del marco legal será inexorable por un motivo muy sencillo: el cambio tecnológico llevó a las normas actuales sean casi inaplicables.
A su entender, la legislación argentina necesita un marco regulatorio ya que está prevista para un “modelo que desapareció en la década del ’60”.
Entre sus antecedentes se destaca haber sido vicepresidente del Departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina, entre 2002 y 2005. Además es investigador de numerosos temas laborales individuales y colectivos, y de la seguridad social, contratado por el Banco Mundial, la OIT y las Naciones Unidas.
El siguiente es el resumen de su diálogo con iProfesional:
-¿Cómo ve hoy la situación laboral argentina?
-El escenario laboral sigue siendo muy complicado, en el sentido que a pesar que se suele decir en los medios que podemos estar viviendo un rebote tras tocar un piso, en lo que es la realidad de todos los días sigue habiendo una buena cantidad de despidos, desvinculaciones y cierres, tanto en empresas grandes y medianas como en los pequeños establecimientos. Está clarísimo que no ha llegado la reacción en la economía.
-¿En qué áreas observa la mayor parte de la crisis?
-Creo que la mayor parte de la crisis está en el sector industrial y afecta en menor medida al área de servicios. Lo que sí está muy afectado es el deterioro de la economía interna del país, que sigue cayendo todos los meses, en especial la comercial. Además hay un costo financiero muy alto. Por lo tanto, mientras los intereses estén a esta gran altura y la inflación siga golpeando el nivel de actividad, ésta va a seguir cayendo. Y lamentablemente va a redundar en el empleo, donde se han perdido alrededor de 240.000 empleos en los últimos 12 meses. Esa caída continúa pero con menos intensidad, y probablemente ya estemos en más del 11% del desempleo pleno y si se suma subempleo quizás ya estemos en el 25% de la actividad laboral. Por lo tanto, uno de cada cuatro personas tiene grave problemas para conseguir trabajo.
-Puntualmente, ¿qué sectores de la industria están sufriendo más la crisis?
-Todo lo que es productos primarios son los más golpeados, las primeras marcas alimenticias, toda la actividad textil, artículos deportivos, calzado, indumentaria. Después sigue, en secuencia, la venta de automotores y línea blanca, que más allá de los planes especiales del Gobierno para promover las ventas, venía en caída sistemática todos los meses.
Es decir, para que haya buena recuperación tiene que haber recomposición salarial, que ese es otro tema, donde la mayoría de las paritarias intentaron estar a la altura de la inflación pero todos están detrás de la suba de precios. Por lo que el trabajador al recibir el incremento salarial tiene un deteriorodo de no menos del 10% o 20% vinculado con su poder adquisitivo real. Y cuando lo equipara, ya hay otro golpe de la inflación que lo vuelve a retrasar. Entonces el poder de compra de la persona se circunscribe a los artículos primarios de segunda o tercera marca, que son los que todavía tienen un nivel de actividad relativamente importante.
-¿Y cuáles están demostrando un crecimiento?
-Se debe destacar que hay actividades que, a pesar de ser de nicho, están creciendo, como el área de informática, sistemas financieros digitales, actividad agropecuaria, frigoríficos. También Vaca Muerta y el sector petrolero, y la minería que tiene niveles de sustentabilidad. Así que se sentirá la mejora en el mercado en la medida que el mercado interno se reactive y las exportaciones adquieran nueva dimensión, como ocurre ahora en Mendoza con el vino que se está volviendo a exportar bien, o en Tucumán ocurre algo similar con el limón, u otros productos regionales agropecuarios que están creciendo. Sobre todo en el agro, que genera una situación de empleo desde las personas menos calificadas hasta las más calificadas.
En cambio, en industria pesada o de capital intensivo como el petróleo, el derrame a los niveles muchos más bajos de la población demora mucho más. Estamos en un camino que va a ir mejorando, pero con una lentitud tan grande que va a superar el tramo electoral del segundo semestre.
-Cambiando de tema, se está hablando de la necesidad de realizar distintas reformas. ¿Qué considera que se debería hacer en el plano laboral?
-Creo que lo primero que hay que hacer, antes de pensar en una reforma integral, algo que es necesario e imprescindible -no necesariamente en materia laboral, sino también en materia previsional y fiscal-, es que hay que implementar todo lo que tiene que ver con la modernización en el derecho laboral. En el sentido que no hay normas vinculadas a las nuevas tecnologías, a la robótica, informática. Tampoco tenemos normativas para todos estos nuevos modelos de trabajo, como Uber, Cabify, Glovo o Pedidos Ya, que están ocupando en este momento varias decenas de miles de personas trabajando como autónomos en Argentina.
Entonces, creo que para dar seguridad jurídica es imprescindible que todos los segmentos nuevos de la actividad tengan una forma de contención, y no pueden tenerla si no hay una norma que las regule. Además, es fundamental este cambio para darle seguridad jurídica a ambas partes: no sólo a los que brindan el servicio sino también a aquellos que lo utilizan, para no tener consecuencias imprevisibles.
-A nivel general, cuando se piden reformas laborales, ¿qué medidas considera que se deberían tomar?
-Lo primero que hay que hacer con la legislación laboral argentina es actualizarla, porque está fundada en las bases de la posguerra, cuando no existía ni siquiera el fax. Hoy con la inserción de las nuevas tecnologías y modalidades de contratación, robótica, automatización y muchas actividades nuevas que reemplazaron a otras, nuestra legislación necesita un marco regulatorio ya que está prevista para un modelo que desapareció en la década del ’60. Es decir, no hay que pensar en flexibilidad o sacarles derechos a los trabajadores, sino cómo hacer para que la legislación sea moderna y aplicable. El 80% de nuestra legislación no tiene aplicación real, sencillamente porque es anacrónica.
-¿Qué le diría a los empresarios que se quejan que los costos laborales son altos?
-Sí, pero muchos no saben de qué se trata tampoco…
-Algunos mencionan puntualmente a la “industria del juicio” como barrera…
-Dependiendo del caso, ésta es una patología que también se debe enfrentar, porque la verdad es que no se puede tener un juicio por despido donde aplicando estrictamente la ley tenga un valor por “100” y en la sentencia se deba pagar “500”, y que eso no tenga forma de ser previsto, ni siquiera como un costo hundido. La falta de previsibilidad proviene de la incertidumbre que hay cuando existe un juicio que pueda salir con una condena de cualquier monto. Y una cifra grande para una Pyme implica la desaparición de la misma.
Es decir, para solucionarlo se deben aplicar reformas que introduzcan más seguridad jurídica y mayor previsibilidad, sin comprometer los derechos fundamentales del trabajador. Esto porque el trabajador también necesita un marco de protección que evite que haya abusos y no se debe tomar represalia con él, sino generar una legislación eficiente y adecuada por la exigencia de los nuevos clientes.
-Se vienen las elecciones, ¿qué tipo de reforma laboral pueden llegar a hacer las fuerzas políticas?
-Creo que a nivel político es mala palabra hablar en campaña de reforma laboral, por lo que ningún candidato importante la va a mencionar o profundizar sobre estas propuestas. Esto ocurrirá después de las elecciones pero también es un problema semántico porque, de hecho, la propia Constitución nacional en el artículo 14 bis dice: “…el trabajo, en sus diversas formas, merece la protección de las leyes”. Es decir, habla del trabajo en general, entonces es una obligación del legislador darle cobertura a los que no están incluidos. ¿Cómo lo van a hacer? Lo harán después de las elecciones, y lo van a tener que hacer inexorablemente porque Argentina está perdiendo posiciones en Latinoamérica por tener una legislación anacrónica.
-¿Ve viable que pueda haber consenso con la posición dura de algunos sindicatos?
-Los sindicatos también van a tener que reconocer, como muchos hacen sin hacerlo público, que la reforma laboral es imprescindible, porque hoy tenemos una legislación laboral que da miedo porque no se acomoda con la realidad. Así que sindicatos, gobernantes, empresarios y trabajadores van a tener que ponerse de acuerdo en alguna forma para salir de esto.-